Manolito Corchado, niño escurridizo que se esconde en los inmensos espacios de la edificación militar de San Felipe del Morro. Escondido en la garita al Mar, vio cuando el Admirante Tello de Guzmán se reúne con el Gobernador, Pedro Suárez para informarle sobre la posible embestida del Dragón de los Mares. Escucha que vendrá a destruir con sus inmensas garras toda la bahía. Manolito quedó atemorizado ante el ataque del Dragón, escucho que su aliento era de fuego y que se inmensa cola era como 25 buques de largo. Pobre niño, corrió hasta el pueblo para contar tan terrible noticia, el pánico cundió entre los civiles. El niño con sus ojos azabache miraba el cielo asustado.
El 22 de noviembre de 1595, la flota inglesa hizo su aparición frente a Boquerón. El fuego de los 70 cañones del Morro no se hizo esperar. La buena puntería casi le cuesta la vida a Sir Francis Drake. Esa noche se escondió detrás de la Isla de Cabra. Al día siguiente continuaron los ataques, pero los hijos de nuestra patria, reclutados en el ejército defienden con valentía y orgullo su adorado terruño.
Manolito y sus padres se escondieron en los montes huyéndole al ataque. En un lienzo dibujaba como el Dragón, un inmenso monstruo con alas parecidas a las de un murciélago, atacaba ferozmente el Morro. Con sus largas garras capturaba los soldados españoles y con una cola cortante y armada de púas destruía los cañones y torres del Morro… Y pensar que Manolito solo se imaginaba lo que ocurría.
Durante la noche 30 lanchas penetraron la bahía; cerca de 1,500 hombres destruyeron las cinco (5) fragatas españolas. Los españoles con la claridad que provocó el fuego de las fragatas atacaron con certeza las lanchas, hundiendo a nueve (9) de ellos y ocasionando más de 400 bajas. Los ingleses se retiraron a sus buques. Drake estaba furioso por lo ocurrido.
Por tres (3) días continuaron los ataques, siete lanchas se acercaron a la costa, más no desembarcaron. Muchas antorchas se movían en el Morro, pensó Drake que llegaron refuerzos desde el interior de la isla.
Se alejó dejando tras de sí varios buques hundidos, otros a la deriva y cerca de un millar de muertos. Bordeó la Costa Norte, navegó el litoral hacia Occidente. Algunas embarcaciones estaban en malas condiciones. Una de ellas no logró doblar hacia el Sur y se hundió descendiendo hasta el fondo del mar. A quienes dicen que fue la fragata El Desafío donde Drake navegaba, barriles llenos de doblones y florines, así como cañones, lombardos y mosquetes quedaron como tesoro de las profundidades marinas.
Un 26 de noviembre, los españoles, criollos, mulatos y demás ciudadanos regresaron a la ciudad de San Juan.
Manolito guardaba con recelo el lienzo pintado. Corrió por el Morro buscando algún rastro del Dragón. Asombrado miraba las paredes y murallas ennegrecidas por la pólvora y el impacto de las balas de cañón. Solo pensaba que no pudo ver como el Dragón que surcaba los mares cayó muerto hundiéndose en el mar.
Manuel Corchado, ya crecido, recuerda con nostalgia esta agresión extranjera y comprende que su imaginación de niño lo hizo pensar en que su isla fue atacada por un Dragón.
Lo cierto es que en el litoral de Isabela existen unas ruinas subacuáticas donde se encontraron los restos de una de las naves del famoso Corsario Sir Francis Drake. Así que si le gusta el buceo vengan a descubrir las maravillas que guarda la Costa de Isabela y sus incontables tesoros que han ido a caer en el durante los siglos.
El 22 de noviembre de 1595, la flota inglesa hizo su aparición frente a Boquerón. El fuego de los 70 cañones del Morro no se hizo esperar. La buena puntería casi le cuesta la vida a Sir Francis Drake. Esa noche se escondió detrás de la Isla de Cabra. Al día siguiente continuaron los ataques, pero los hijos de nuestra patria, reclutados en el ejército defienden con valentía y orgullo su adorado terruño.
Manolito y sus padres se escondieron en los montes huyéndole al ataque. En un lienzo dibujaba como el Dragón, un inmenso monstruo con alas parecidas a las de un murciélago, atacaba ferozmente el Morro. Con sus largas garras capturaba los soldados españoles y con una cola cortante y armada de púas destruía los cañones y torres del Morro… Y pensar que Manolito solo se imaginaba lo que ocurría.
Durante la noche 30 lanchas penetraron la bahía; cerca de 1,500 hombres destruyeron las cinco (5) fragatas españolas. Los españoles con la claridad que provocó el fuego de las fragatas atacaron con certeza las lanchas, hundiendo a nueve (9) de ellos y ocasionando más de 400 bajas. Los ingleses se retiraron a sus buques. Drake estaba furioso por lo ocurrido.
Por tres (3) días continuaron los ataques, siete lanchas se acercaron a la costa, más no desembarcaron. Muchas antorchas se movían en el Morro, pensó Drake que llegaron refuerzos desde el interior de la isla.
Se alejó dejando tras de sí varios buques hundidos, otros a la deriva y cerca de un millar de muertos. Bordeó la Costa Norte, navegó el litoral hacia Occidente. Algunas embarcaciones estaban en malas condiciones. Una de ellas no logró doblar hacia el Sur y se hundió descendiendo hasta el fondo del mar. A quienes dicen que fue la fragata El Desafío donde Drake navegaba, barriles llenos de doblones y florines, así como cañones, lombardos y mosquetes quedaron como tesoro de las profundidades marinas.
Un 26 de noviembre, los españoles, criollos, mulatos y demás ciudadanos regresaron a la ciudad de San Juan.
Manolito guardaba con recelo el lienzo pintado. Corrió por el Morro buscando algún rastro del Dragón. Asombrado miraba las paredes y murallas ennegrecidas por la pólvora y el impacto de las balas de cañón. Solo pensaba que no pudo ver como el Dragón que surcaba los mares cayó muerto hundiéndose en el mar.
Manuel Corchado, ya crecido, recuerda con nostalgia esta agresión extranjera y comprende que su imaginación de niño lo hizo pensar en que su isla fue atacada por un Dragón.
Lo cierto es que en el litoral de Isabela existen unas ruinas subacuáticas donde se encontraron los restos de una de las naves del famoso Corsario Sir Francis Drake. Así que si le gusta el buceo vengan a descubrir las maravillas que guarda la Costa de Isabela y sus incontables tesoros que han ido a caer en el durante los siglos.
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